Ante
la soberbia de los encargados de abatir la desigualdad en la educación, la
única alternativa de los jóvenes sin recursos económicos que quieren estudiar es
organizarse para exigir al Estado el estricto cumplimiento de ese derecho
constitucional.
Luis
Antonio Rodríguez Rodríguez, estudiante de Economía en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), secretario general de la Federación Nacional de
Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), habló en entrevista con buzos
sobre el regateo de oportunidades educativas que el rapaz modelo
económico de libre mercado ha hecho a millones de jóvenes mexicanos desde 1982.
Electo
el 11 de noviembre en Puebla con el voto de cuatro mil 500 delegados en el IV
Congreso Nacional de la FNERRR, Rodríguez aseveró que el neoliberalismo ha
ampliado las desigualdades, ha alentado el negocio educativo y ha producido más
de ocho millones de jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis).
Esta
federación está integrada por más de 100 mil estudiantes de secundaria,
bachillerato y profesional; todos son hijos de trabajadores urbanos y rurales
de 30 entidades del país y luchan por acceder a una educación pública y de calidad.
Cinco mil de ellos, la mayoría alumnos de educación media superior y superior,
habitan en albergues estudiantiles habilitados en 25 entidades.
Actualmente,
cuatro de estas casas –las Espartaco, de Morelia, Michoacán– están siendo
objeto de presiones políticas por parte del rector de la Universidad Mide San
Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Salvador Jara Guerrero, quien con el pretexto de
reglamentar su operación, pretende desaparecerlas porque las considera una “carga
económica”, denunció Rodríguez.
Educación y neoliberalismo.
“Nosotros
estamos en contra de esa política [neoliberalismo en la educación]. Nuestra
federación nació en 1999, justamente en una de las décadas de auge del
neoliberalismo, cuando todavía no se le veían los defectos. Y nosotros decíamos
que estábamos en contra de que el derecho a estudiar se convirtiera en una
mercancía asequible tan sólo para quienes pudieran pagarla. Para nosotros la educación
es un derecho.
”Somos
de la idea de que el único filtro que debe haber en la educación es el querer y
la capacidad, porque, ciertamente, no todos tenemos la misma capacidad, pero si
un estudiante está dispuesto a sacrificarse y a estudiar, nosotros consideramos
que el Gobierno debe garantizarle acceso a la educación, debe darle las
herramientas necesarias”.
En
este mismo marco puso de manifiesto el auge observado en la educación privada –sobre
todo en el nivel superior– mientras la pública “sólo conserva el nombre”.
Para
Rodríguez, la educación “debe ser pública y gratuita, incluida la universitaria.
Tiene que ser para todos, y el único requisito debe ser la capacidad del
estudiante. Y si hay gente de los sectores pobres que demuestra capacidad para
llegar hasta a estudiar en el extranjero, nosotros somos de la idea de que el
Gobierno debe garantizarle ese derecho”.
Educación media superior obligatoria, de papel.
El 13 de octubre de 2011, el Congreso de la Unión aprobó reformas a
los artículos 3º y 31 de la Constitución para aumentar a 12 años los estudios
básicos de primaria y secundaria, que actualmente se cursan en nueve; es decir,
hizo obligatorio el nivel medio superior o preparatoria. Sin embargo, estableció
que la cobertura al 100 por ciento no se alcanzará hasta el ciclo escolar
2021-2022. Con los retrasos registrados a la fecha en la asignación de recursos
para desarrollar la infraestructura necesaria, organismos como la Auditoría Superior
de la Federación (ASF) han calculado que tal objetivo se cumplirá en 2040.
Al
respecto, Luis Antonio Rodríguez afirmó: “Aunque el derecho a la educación
media superior se establezca en la Constitución como una obligación de los
organismos implicados, nosotros vemos que es muy difícil que se vaya a cumplir,
y en muchos casos no solamente porque no se tienen las herramientas para
hacerlo; probablemente, en algunos casos se tengan, pero nuestra experiencia nos
ha mostrado que hay muchos funcionarios que, a pesar de que dicen reconocer el
derecho a la educación, se oponen”.
Puntualizó:
“Cuando hemos ido a gestionar preparatorias o reconocimientos de secundarias y
preparatorias rurales o de casas para estudiantes para zonas indígenas, para
que la gente estudie esos niveles, nos hemos encontrado con negativas absurdas.
Entonces, si bien es cierto que es correcto establecer el derecho universal a
la educación media superior, eso implica, por un lado, un gasto más grande y un
esfuerzo más serio del Gobierno, y también un cambio de actitud de los
funcionarios que atienden esa parte de la educación”.
Exigir
derechos.
Con
respecto al cumplimiento de los derechos educativos en general, Rodríguez hizo
ver el regateo que practican algunos
funcionarios de instituciones escolares de los tres niveles de Gobierno y
militantes de todos los partidos políticos: “Prácticamente, todas las fuerzas
políticas –de derecha e “izquierda”– admiten que la educación es un derecho
elemental que todo el mundo debe gozar, pero cuando nosotros hemos enarbolado demandas,
nos encontramos con que esa misma coincidencia aparece pero en sentido
negativo. Es decir: aunque los funcionarios aceptan en el discurso que la
educación es un derecho y que deben promoverla, nosotros vemos que no quieren
atendernos.
”Precisamente,
mucha gente nos conoce por las movilizaciones que protagonizamos, pero no sabe que
se hacen después de uno o dos años de estar pidiendo, de buena manera, que se
nos atienda. En realidad, los funcionarios son muy duros para solucionar
demandas, sobre todo cuando éstas vienen de los sectores más pobres, de los
estudiantes más pobres”.
Educación
pública de calidad.
Entre
los objetivos del IV Congreso Nacional de la FNERRR figuró el de proponer
medidas para exigir que se respete el carácter público de la educación y que se
eleve la calidad académica.
“Lo
que nosotros hemos estado demandando, en primer lugar, es que se hagan escuelas
primarias, secundarias y preparatorias en los lugares más recónditos del país,
en las zonas más marginadas, y como sabemos que es muy difícil que se
construyan escuelas en absolutamente todas las Comunidades ,
también hemos estado luchando para que los Gobiernos de los estados y de los
municipios otorguen apoyos para casas estudiantiles, que son lugares adonde llegan
personas de regiones marginadas para vivir y continuar sus estudios, ya sea de
preparatoria o de universidad.
”Estas casas del
estudiante existen en la mayor parte de las capitales de país. Nosotros tenemos
representación en ellas y hemos pugnado porque a nuestros compañeros que
estudian en universidades se les den apoyos, becas, y en general, también por
mejorar la infraestructura de las escuelas.
Luchamos para que
tengan luz, baño, agua y los apoyos que necesitan los profesores para impartir correctamente
sus clases”.
Sobre el
mejoramiento de la calidad educativa, el nuevo Gobierno Federal prevé crear una
institución descentralizada que se encargue de la evaluación del magisterio y
de supervisar la asignación de plazas por méritos profesionales y no por “herencia”
ni de manera vitalicia –como prebenda del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Educación–; asimismo, para que realice un censo de alumnos, maestros y
escuelas por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Luis Antonio
Rodríguez expuso:
“Nosotros
opinamos, al igual que otras fuerzas en México, que la educación pública
necesita una sacudida. Tiene intereses que se entremezclan y que obstaculizan la
educación, y nosotros, hasta cierto punto, también hemos sido víctimas de esa
política.
”Para nosotros es
prioridad todo lo que signifique mejorar la educación, hacerla más asequible para
los sectores marginados y poner a México en el nivel que requiere y merece.
Nosotros estamos dispuestos a apoyar”.
Lucha pacífica En
México hay organizaciones estudiantiles relacionadas con alguna institución
particular; hay otras estatales, regionales o formadas en situaciones
especiales, electorales entre ellas, como sucedió con el movimiento #YoSoy131 de
alumnos de universidades privadas –como la Iberoamericana–, convertido en
#YoSoy132 al sumársele estudiantes de instituciones públicas, o incluso
agrupaciones beligerantes.
Se preguntó al
dirigente de la FNERRR sobre las diferencias con aquéllas: “Una de las
diferencias muy claras es que nuestra federación no recurre a métodos violentos
cuando protesta, porque sí protesta, pero no recurrimos a la violencia ni
andamos pintarrajeando los monumentos históricos (como ocurrió el 1º de diciembre
en el Centro Histórico del Distrito Federal) y tratamos de respetar, hasta
donde se pudo los derechos de terceras personas.
”También
tratamos de que nuestras peticiones sean apegadas a la ley y muy racionales, en
el sentido, por ejemplo, de que nosotros nunca protestaríamos porque se nos
enseñe inglés y computación [inconformidad expresada por algunos grupos de
normalistas michoacanos]; al contrario,
nosotros pugnaríamos porque se den clases de inglés, y bien, y desde el kínder
y la primaria si se pudiera.
Entonces,
tratan de ser demandas apegadas a derecho, racionales y, sobre todo, encaminadas
a que la educación se haga más amplia y se mejore”.
Detalló
luego que desde 1999 la FNERRR ha podido conseguir tanto becas y
reconocimientos de escuelas como balones para las casas del estudiante: “Hemos
logrado que haya casas del estudiante en más de 25 estados del país; muchas de
ellas tienen subsidios, y el Gobierno del estado paga la renta o presta el
inmueble. Hemos logrado que municipios paguen la luz, el agua, y también,
incluso, que las universidades públicas adonde asisten nuestros compañeros den apoyo
para que se siga mejorando la infraestructura de las casas”.
Agregó:
“Funcionarios de Gobierno y de las universidades han reconocido que nuestras
casas del estudiante se distinguen por su disciplina, el fomento de actividades
artísticas y, en general, por el aprovechamiento de sus moradores en sus
centros educativos”.
Para
pertenecer a la federación, según detalló su dirigente, “lo principal es querer
estudiar; en segundo lugar, nosotros les pedimos a nuestros miembros que
observen una conducta impecable. Nosotros hemos sido muy enfáticos en que el
estudiante de la FNERRR debe procurar conservar un promedio adecuado, digamos
de 8.5 para arriba”.
Otro
elemento es “tener necesidad, aunque hay mucha gente en la FNERRR que nunca
pide nada, pero está en la organización porque concuerda con el proyecto”. En
cuanto a la edad, planteó que idealmente deben tener hasta 29 años, “aunque no
hay muchos casos. Casi nadie llega a esa edad dentro de la FNERRR porque salen antes
[de la escuela], pero ésa sería la edad, digamos, óptima”.
Las
casas Espartaco
Sobre
las cuatro casas de estudiantes Espartaco, de Morelia, Michoacán, y la
controversia con Jara Guerrero, expuso: “Últimamente el rector se ha mostrado
bastante severo con los estudiantes, pues ha estado tratando de acabar con las
casas del estudiante. Ésa ha sido su política, y ahora, como se dio cuenta de
que el enfrentamiento directo no ha dado resultados porque la misma población de
Morelia, se ha puesto del lado de nuestros compañeros estudiantes de las casas,
está recurriendo a otros mecanismos más discretos”.
Señaló:
“Aparentemente, el reglamento que propone parece correcto, pero en realidad lo
único que quiere es ir desplazando a los dirigentes de las casas del
estudiante. Ellos se han ganado ese lugar por la votación de la base. La rectoría
pretende despojarlos de ese mandato y dividir poco a poco a los estudiantes
para que en un futuro no muy lejano desaparezcan las casas”.
Rodríguez
explicó que en varias ocasiones el rector ha señalado que estos inmuebles son
una carga económica para la universidad y que no generan beneficios para la
sociedad de Morelia. Al respecto, argumentó: “Nuestras casas del estudiante
tienen muy buena reputación entre la población michoacana. Hemos justificado,
con datos, que han dado un buen servicio a la sociedad de Michoacán y de todo
México, y vamos a seguir defendiéndolas dentro del marco legal”.
Luis
Antonio Rodríguez dijo que en 2013 la FNERRR buscará consolidar la Casa
Nacional del estudiante, la cual funciona de manera provisional en el perímetro
de la delegación Coyoacán de la capital del país, con 105 estudiantes, sobre
todo de la UNAM, aunque también de la Universidad
Metropolitana
y del Instituto Politécnico Nacional. “Esta casa funciona prácticamente con los
recursos de los estudiantes. Tuvimos un pequeño apoyo del Gobierno del Distrito
Federal, pero no fue suficiente. Nosotros queremos que se nos preste un
inmueble de los que tiene, o que se nos pague la renta de una casa para 200
estudiantes”.
* Tomado
de la revista "Buzos de la Noticia", que en su edición 541 dedican un
espacio para publicar la entrevista realizada al Secretario General de nuestra
federación.
www.buzos.com.mx/images/pdf/buzos541.pdf