Gerardo Suárez
Vocero nacional
de la FNERRR
En 1776, en el
amanecer del capitalismo, da a luz La
Riqueza de las Naciones -una de las obras más importantes e influyentes en
materia económica aún en nuestros días-. Es en esta obra escrita por Adam Smith,
donde se plasman las ideas económicas de la clase burguesa en el poder y su
justificación ideológica para el libre comercio. Los principios generales de la
teoría de Smith serán retomados por la teoría neoclásica que impera en nuestros
días, aunque no sin ciertos cambios, y por su concepción más acabada de
política económica: el neoliberalismo.
No se pretende
aquí hacer una descripción detallada de la obra, sino únicamente resaltar un
postulado específico con implicaciones profundas en materia educativa y que pone
en evidencia su carácter excluyente en todos los países del mundo, aunque con
mayor fuerza en aquellos en que el neoliberalismo es indiscutible. Para Adam
Smith, los precios de mercado se establecen mediante la interacción de la
oferta y la demanda de las mercancías, pero en el lado de la demanda, no
intervienen todos los individuos que quieren acceder al bien (demanda
absoluta), sino únicamente los que quieren y pueden comprar “efectivamente” el
bien (demanda efectiva). De esta idea se deriva una sola conclusión: las
mercancías, en la sociedad capitalista, son para quien puede comprarlas.
Un hecho
innegable es que la crisis financiera del 2008 incrementó el problema de
exclusión educativa y los índices de desempleo a nivel mundial. Es así que en
los últimos años se ha popularizado el término “ni-ni” o NEET (por sus siglas
en inglés), para referirse al grupo de jóvenes de 19 a 29 años de edad que ni
estudian ni trabajan.
Algunos datos
que da la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en
su estudio titulado Panorama Educativo
2012, revelan que para 2010 en Estados Unidos, la nación más poderosa del
mundo, existía un 15.6% de jóvenes en esta situación. En la Unión Europea, la
tasa aumentó en 1.9 puntos porcentuales con respecto al nivel anterior a la
crisis, que era del 10.9%, y superó el 15 por ciento en países como Italia,
Irlanda y España. Si la estadística para los países más desarrollados del mundo
parece abrumadora, lo cierto es que en México las cosas son aún más aterradoras,
pues en el mismo estudio, se colocó en el tercer lugar con el 24.4%.
Los postulados
de Adam Smith siguen siendo la justificación teórica de las clases altas en el
poder para ocultar a los desposeídos, pues en las escuelas de economía de todo
el mundo se reza que la demanda sólo está formada por quienes quieren y pueden
comprar las mercancías. Es así como en el mercado de la educación, una cuarta
parte de los jóvenes en edad de estudiar o trabajar, dejan de ser parte de la
demanda efectiva y pasan a ser parte de la demanda potencial. Es decir, que muy
seguramente les gustaría poder concluir sus estudios, pero no pueden por falta
de recursos.
La Federación
Nacional de Estudiantes Revolucionarios se ha lanzado a una franca y abierta
lucha en contra del sistema educativo que impera en este país, condición que hoy
deja a más de siete millones de jóvenes sin la posibilidad de concluir sus
estudios y a otros muchos millones en condiciones educativas de pésima calidad.
Durante trece años hemos abanderado las demandas de miles de estudiantes a
nivel nacional, sin embrago, la situación actual nos coloca en un tránsito
histórico en el que los jóvenes debemos de responder a problemas sociales más
profundos. Debemos de ser la vanguardia del pueblo que hoy exige una solución
definitiva a sus problemas. La historia nos exige estar preparados para librar
esa batalla. Necesitamos una educación de calidad y no excluyente: luchemos por
ella, mañana podría ser demasiado tarde.
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